Llegó a una colina llena de lápidas,sintió mucha pena y se asombró al ver que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años.
Y se puso a llorar...
El cuidador del cementerio le explicó que se equivocaba,que en su ciudad tenían la costumbre de dar una libreta a los niños cuando tenían 15 años para que apuntaran sus mejores momentos y su duración,para que al morir abran su libreta y sumen el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque es,el único y verdadero tiempo VIVIDO.
Gracias a tod@s por regalarme esos momentos,y por hacerme disfrutar cada día como si fuera el último.
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